¿En qué puedo ayudarte?

La vida no viene con manual de instrucciones. Y aunque, cuando todo se vuelve cuesta arriba, compartir lo que sientes con amigos o familia puede ayudar, hay momentos en los que no basta: necesitas un espacio distinto, pensado solo para ti.

Hay etapas en las que la mochila pesa demasiado, los problemas se acumulan y mantener el equilibrio se hace difícil. Y reconocerlo no es un signo de debilidad: es el primer paso para volver a sentirte bien y poner rumbo a una vida que sientas más tuya.

Aquí encontrarás algunos de los motivos más habituales por los que las personas llegan a consulta. Puede que te reconozcas en uno, en varios… o en ninguno en concreto, pero sientas que algo no va bien. Sea como sea, estás en el lugar adecuado.

Ansiedad

Cuando tu mente se convierte en un campo de batalla y tu cuerpo responde como si hubiera un incendio constante, la vida se reduce a intentar apagar fuegos invisibles.

La ansiedad roba tranquilidad, energía y hasta la libertad de hacer cosas cotidianas. Un día la notas como nerviosismo constante, como si tu cuerpo nunca pudiera relajarse; otros te golpea de lleno, con palpitaciones, mareos, falta de aire o un miedo que parece no tener explicación.

Si lo que antes era rutina ahora se ha convertido en un campo minado, en lugares o situaciones que evitas “por si acaso” y tu voz interna no para de decirte que algo malo va a pasar, es que algo malo ya está pasando.

Vivir así no es vivir: es sobrevivir con un enemigo invisible. En terapia trabajaremos para darle la vuelta al tablero: que la ansiedad deje de marcar las reglas y vuelvas a sentir que eres tú quien lleva el ritmo de tu vida.

Depresión

La depresión no siempre se ve como en las películas. A veces no son lágrimas constantes, sino una falta de energía que te acompaña día tras día, un vacío que no sabes explicar o una sensación de que todo cuesta demasiado.

Puede que te levantes cada mañana con la sensación de que da igual lo que hagas, porque nada cambia. Que las cosas que antes te ilusionaban ahora te resultan indiferentes. O que tu mente no pare de repetirse que no tienes fuerzas, que no merece la pena.

La depresión no es “estar triste” ni algo que se arregle con un “anímate”. Es perder las ganas, la motivación y la energía. Es sentir que nada tiene sentido: una carga real que afecta a tu cuerpo, a tus pensamientos y a tu manera de ver la vida.

La terapia es un espacio donde volver a encontrar luz en medio de la oscuridad, recuperar el rumbo y aprender a sostenerte en los días grises. No se trata solo de hablar de lo que duele, sino de volver a disfrutar de lo cotidiano.

Depresión

La depresión no siempre se ve como en las películas. A veces no son lágrimas constantes, sino una falta de energía que te acompaña día tras día, un vacío que no sabes explicar o una sensación de que todo cuesta demasiado.

Puede que te levantes cada mañana con la sensación de que da igual lo que hagas, porque nada cambia. Que las cosas que antes te ilusionaban ahora te resultan indiferentes. O que tu mente no pare de repetirse que no tienes fuerzas, que no merece la pena.

La depresión no es “estar triste” ni algo que se arregle con un “anímate”. Es perder las ganas, la motivación y la energía. Es sentir que nada tiene sentido: una carga real que afecta a tu cuerpo, a tus pensamientos y a tu manera de ver la vida.

La terapia es un espacio donde volver a encontrar luz en medio de la oscuridad, recuperar el rumbo y aprender a sostenerte en los días grises. No se trata solo de hablar de lo que duele, sino de volver a disfrutar de lo cotidiano.

Autoestima

Vivir con la sensación de que nunca eres suficiente es agotador. La autocrítica constante, compararte con los demás, el miedo a no estar a la altura…

La baja autoestima se esconde en cada comparación, en cada “no soy suficiente”. Es ese espejo que siempre te devuelve una versión más pequeña de ti, aunque los demás intenten convencerte de lo contrario.

Quizá te descubres en tu día a día boicoteándote sin darte cuenta: aceptando menos de lo que mereces, callando cuando deberías hablar o dudando una y otra vez de si estás a la altura. Esa voz crítica nunca descansa, y acaba minando tus relaciones, tus aspiraciones y tu confianza en ti mismo.

Nadie puede vivir bien en guerra consigo mismo. En terapia trabajaremos para desactivar ese juez interno, reconocer tus fortalezas y empezar a conseguir tus objetivos sin que esa voz te frene. Pero, sobre todo, trabajaremos para que construyas una relación más sana contigo mismo: más comprensiva, más respetuosa y menos castigadora.

Dependencia emocional y relaciones tóxicas

Cuando el miedo a estar solo y la necesidad de aprobación pesan más que tu bienestar, las relaciones dejan de ser un lugar seguro y se convierten en una cárcel disfrazada de compañía.

La dependencia emocional no se trata de querer demasiado, sino de necesitar tanto que te pierdes en el proceso: vivir pendiente del otro, temer la soledad o aceptar menos de lo que te mereces con tal de no quedarte sin esa persona.

Las relaciones tóxicas funcionan como un círculo: discusiones, reconciliaciones, promesas que no se cumplen y la sensación de que no puedes salir, aunque sepas que te está haciendo daño. Al final, tu autoestima se desgasta, tus límites se diluyen y terminas creyendo que no mereces algo mejor.

En terapia trabajaremos para que aprendas a reconocer patrones dañinos, a poner límites y a volver a relacionarte desde la elección y no desde la necesidad. Porque estar con alguien debería ser una suma, no una renuncia. Y porque nunca deberías perderte a ti mismo por no perder a otra persona.

Dependencia emocional y relaciones tóxicas

Cuando el miedo a estar solo y la necesidad de aprobación pesan más que tu bienestar, las relaciones dejan de ser un lugar seguro y se convierten en una cárcel disfrazada de compañía.

La dependencia emocional no se trata de querer demasiado, sino de necesitar tanto que te pierdes en el proceso: vivir pendiente del otro, temer la soledad o aceptar menos de lo que te mereces con tal de no quedarte sin esa persona.

Las relaciones tóxicas funcionan como un círculo: discusiones, reconciliaciones, promesas que no se cumplen y la sensación de que no puedes salir, aunque sepas que te está haciendo daño. Al final, tu autoestima se desgasta, tus límites se diluyen y terminas creyendo que no mereces algo mejor.

En terapia trabajaremos para que aprendas a reconocer patrones dañinos, a poner límites y a volver a relacionarte desde la elección y no desde la necesidad. Porque estar con alguien debería ser una suma, no una renuncia. Y porque nunca deberías perderte a ti mismo por no perder a otra persona.

Terapia de pareja

Ojalá amar, por sí solo, fuera suficiente para entenderse.

Con el tiempo, lo que empezó siendo complicidad puede transformarse en discusiones que se repiten una y otra vez, en silencios incómodos o en la sensación de que la persona que tienes delante ya no te escucha ni te comprende como antes

Quizá los reproches han ocupado el lugar de las palabras de cariño, la confianza se ha debilitado o simplemente sentís que vais en direcciones distintas. A veces se trata de pequeñas grietas que, sumadas, se convierten en un muro; y otras, de una crisis concreta que ha removido todo lo construido.

La terapia de pareja no es un juicio para decidir quién tiene la razón. Es un espacio para recuperar la conexión, aprender nuevas formas de comunicarse y decidir juntos cuál es la manera más sana de seguir adelante.

Ruptura y duelos

Perder a alguien —ya sea una pareja, un amigo o un ser querido— remueve todo lo que somos y, en ocasiones, deja un vacío que parece imposible de llenar. Los días pesan, la rutina se rompe y la nostalgia y el dolor parecen impregnarlo todo.

El duelo no tiene atajos ni plazos: es un proceso en el que a veces avanzas, otras parece que retrocedes, y donde cada recuerdo puede doler como una herida que no cicatriza. La buena noticia es que hay caminos y caminos para recorrer: no se trata de dejar de sentir u olvidar, sino de aprender a vivir sin que el dolor lo ocupe todo.

La terapia puede acompañarte en ese recorrido, ayudándote a sostener el dolor, a darle sentido a lo vivido y a recuperar la capacidad de mirar hacia adelante sin sentir que traicionas lo que perdiste. No se trata de olvidar, sino de integrar, de hacer espacio a lo nuevo sin borrar lo que siempre será parte de ti.

Ruptura y duelos

Perder a alguien —ya sea una pareja, un amigo o un ser querido— remueve todo lo que somos y, en ocasiones, deja un vacío que parece imposible de llenar. Los días pesan, la rutina se rompe y la nostalgia y el dolor parecen impregnarlo todo.

El duelo no tiene atajos ni plazos: es un proceso en el que a veces avanzas, otras parece que retrocedes, y donde cada recuerdo puede doler como una herida que no cicatriza. La buena noticia es que hay caminos y caminos para recorrer: no se trata de dejar de sentir u olvidar, sino de aprender a vivir sin que el dolor lo ocupe todo.

La terapia puede acompañarte en ese recorrido, ayudándote a sostener el dolor, a darle sentido a lo vivido y a recuperar la capacidad de mirar hacia adelante sin sentir que traicionas lo que perdiste. No se trata de olvidar, sino de integrar, de hacer espacio a lo nuevo sin borrar lo que siempre será parte de ti.

Habilidades sociales

Saber hablar no siempre significa saber relacionarse, al igual que tener habilidades sociales no se trata de “ser extrovertido” o “saber hablar en público”.

Las habilidades sociales son la forma en la que conectas con los demás, expresas lo que piensas y pones límites sin sentir culpa.

Si sientes que te cuesta iniciar o mantener conversaciones, si acabas cediendo siempre para evitar conflictos o sientes que los demás no te entienden como quisieras, no es porque haya “algo mal en ti” o “no valgas para esto”. Son habilidades, y como cualquier otra, se pueden aprender y mejorar.

En terapia entrenaremos esas habilidades que te permitirán relacionarte con los demás sin sentir que tienes que actuar en un teatro ni dejarte a ti mismo en un segundo plano.

Inteligencia emocional

Saber qué sentimos y cómo gestionarlo no siempre es tan fácil como parece. Muchas veces reaccionamos de manera impulsiva, nos guardamos lo que nos duele o dejamos que las emociones manden más de lo que quisiéramos.

La inteligencia emocional no significa elegir lo que sentimos o reprimirlo, sino saber reconocer qué emoción está presente, entenderla y expresarla de manera que te ayude en lugar de suponerte un problema en tu día a día.

Es algo que no se aprende en el colegio, pero que marca la diferencia en cada aspecto de la vida. En terapia entrenaremos esa capacidad para identificar lo que sientes, manejar la intensidad de tus emociones y usarlas como una brújula en lugar de como un obstáculo. El objetivo no es dejar de sentir, sino sentir de una forma que te acerque a la vida que quieres.

Inteligencia emocional

Saber qué sentimos y cómo gestionarlo no siempre es tan fácil como parece. Muchas veces reaccionamos de manera impulsiva, nos guardamos lo que nos duele o dejamos que las emociones manden más de lo que quisiéramos.

La inteligencia emocional no significa elegir lo que sentimos o reprimirlo, sino saber reconocer qué emoción está presente, entenderla y expresarla de manera que te ayude en lugar de suponerte un problema en tu día a día.

Es algo que no se aprende en el colegio, pero que marca la diferencia en cada aspecto de la vida. En terapia entrenaremos esa capacidad para identificar lo que sientes, manejar la intensidad de tus emociones y usarlas como una brújula en lugar de como un obstáculo. El objetivo no es dejar de sentir, sino sentir de una forma que te acerque a la vida que quieres.

Autoconocimiento y desarrollo personal

A veces no es que haya un problema concreto, sino la necesidad de entenderte mejor, de crecer, de dar un paso más en tu vida.

Vivir sin reflexionar es vivir sin dirección. No saber quiénes somos del todo, qué queremos o hacia dónde vamos nos limita a vivir con el piloto automático, a seguir el camino establecido y a absorber sin cuestionar los valores y aspiraciones de los demás. A vivir sin vivir en realidad.

El autoconocimiento no es un lujo ni algo abstracto: es la base sobre la que se construye tu vida. Conocerte de verdad te da claridad para tomar decisiones, para dejar de repetir patrones que no te funcionan y para avanzar hacia lo que realmente quieres, no hacia lo que otros esperan de ti.

Pero conocerte es solo la primera parte. El desarrollo personal implica pasar de la reflexión a la acción: fijar objetivos claros, mejorar tu forma de afrontar los retos, superar bloqueos internos y aprender a tomar decisiones más alineadas contigo. Se trata de crecer, de vivir con propósito y de sentir que avanzas en la dirección que eliges.

La terapia puede ser ese espacio donde descubrir, cuestionar y reconstruir lo que te mueve. Trabajaremos para que entiendas mejor cómo piensas, sientes y actúas, y cómo todo eso influye en tu manera de relacionarte con el mundo. Y, a partir de ahí, construiremos estrategias para que conviertas esa claridad en pasos reales hacia la vida que quieres.

Terapia para adolescentes

La adolescencia es una etapa de cambios intensos: en el cuerpo, en la mente, en las relaciones y en la forma de ver el mundo. Es una etapa de descubrimiento, pero también de dudas, inseguridades y presiones que muchas veces resultan difíciles de gestionar en solitario.

Puede que notes que tu hijo está más irritable, se aísla o parece desbordado. Quizá te preocupa verle sin ganas, o que sientas que ya no sabes cómo ayudarle

La terapia ofrece a los adolescentes un espacio seguro donde hablar, entender lo que les pasa y aprender herramientas para afrontar los retos propios de esta etapa. Al mismo tiempo, tú también encontrarás orientación y estrategias para acompañarle de una manera más tranquila y efectiva.

El objetivo es que encuentre su forma de estar en el mundo con más confianza, equilibrio y recursos, y que vosotros recuperéis la calma en casa.

Terapia para adolescentes

La adolescencia es una etapa de cambios intensos: en el cuerpo, en la mente, en las relaciones y en la forma de ver el mundo. Es una etapa de descubrimiento, pero también de dudas, inseguridades y presiones que muchas veces resultan difíciles de gestionar en solitario.

Puede que notes que tu hijo está más irritable, se aísla o parece desbordado. Quizá te preocupa verle sin ganas, o que sientas que ya no sabes cómo ayudarle

La terapia ofrece a los adolescentes un espacio seguro donde hablar, entender lo que les pasa y aprender herramientas para afrontar los retos propios de esta etapa. Al mismo tiempo, tú también encontrarás orientación y estrategias para acompañarle de una manera más tranquila y efectiva.

El objetivo es que encuentre su forma de estar en el mundo con más confianza, equilibrio y recursos, y que vosotros recuperéis la calma en casa.

Terapia infantil

La infancia debería ser una etapa de juegos, descubrimientos y seguridad. Pero a veces, los niños también cargan con miedos, cambios bruscos de conducta, problemas en la escuela o dificultades para relacionarse. A menudo no saben cómo expresar lo que sienten, y lo hacen a través de rabietas, silencios prolongados, dolores físicos sin causa médica aparente o un rendimiento escolar que baja de repente.

Para los padres puede ser desconcertante: sabes que algo no va bien, pero no encuentras la manera de ayudar. Y en ocasiones, por mucho cariño y paciencia que pongas, sientes que no es suficiente.

En la terapia con niños (terapia infantil), el objetivo no es solo aliviar los síntomas, sino dotarles de recursos para crecer con más seguridad, confianza y bienestar, al tiempo que los padres encontráis estrategias claras para acompañarlos.

Un punto en común

Puede que sientas que nada de lo anterior encaja contigo; que no te ves reflejado en los problemas que reflejamos aquí, o incluso en ninguno de los que has encontrado o leído.

El malestar puede tomar muchas formas pero, aunque los motivos sean diferentes, la esencia es la misma: sentir que algo no funciona y que quieres un cambio real.

Ese cambio empieza aquí. La terapia es el espacio para entender lo que te ocurre, dejar de luchar a ciegas y empezar a construir un camino más sano y más tuyo: uno que te motive, que te ilusione y que te haga sentir que merece la pena vivirlo.

Cómo trabajo

Dar el primer paso para empezar una terapia no es sencillo. No todas las terapias son iguales, y si vas a confiar tu salud mental en alguien necesitas confiar en la persona que tienes delante. Esto es lo que puedes esperar de mi como terapeuta:

  • Un enfoque práctico y con propósito: nada de sesiones eternas dando vueltas sobre lo mismo sin llegar a ninguna parte. Desde el primer día nos centraremos en lo que realmente te preocupa y en cómo solucionarlo. Cada encuentro tiene un objetivo claro: darte herramientas que puedas aplicar en tu día a día desde el primer momento.
  • Un método basado en la ciencia, pero adaptado a ti: No creo en soluciones genéricas. Trabajo desde un enfoque sistémico, pero incorporo estrategias de distintas corrientes según lo que funcione mejor para ti.
    La terapia no es «una talla única».
  • Un espacio de confianza, pero también de trabajo: hablar es importante, pero no suficiente. Mi objetivo no es solo escucharte, sino ayudarte a generar cambios reales. Eso significa que en consulta nos enfocamos en objetivos concretos, analizando tu situación y diseñando pasos claros que te acerquen a la vida que quieres.
  • Herramientas claras y visuales: utilizo la pizarra para simplificar lo complejo y que veas con claridad qué está pasando. Y lo más importante: que salgas con estrategias concretas que puedas aplicar fuera de la consulta.
  • Nada de terapias interminables: estaremos el tiempo que haga falta, pero no más del necesario. La terapia es para avanzar, no para quedarse atascado en ella.

Dar el primer paso para empezar una terapia no es sencillo. No todas las terapias son iguales, y si vas a confiar tu salud mental en alguien necesitas confiar en la persona que tienes delante. Esto es lo que puedes esperar de mi como terapeuta:

  • Un enfoque práctico y con propósito: nada de sesiones eternas dando vueltas sobre lo mismo sin llegar a ninguna parte. Desde el primer día nos centraremos en lo que realmente te preocupa y en cómo solucionarlo. Cada encuentro tiene un objetivo claro: darte herramientas que puedas aplicar en tu día a día desde el primer momento.
  • Un método basado en la ciencia, pero adaptado a ti: No creo en soluciones genéricas. Trabajo desde un enfoque sistémico, pero incorporo estrategias de distintas corrientes según lo que funcione mejor para ti.
    La terapia no es «una talla única».
  • Un espacio de confianza, pero también de trabajo: hablar es importante, pero no suficiente. Mi objetivo no es solo escucharte, sino ayudarte a generar cambios reales. Eso significa que en consulta nos enfocamos en objetivos concretos, analizando tu situación y diseñando pasos claros que te acerquen a la vida que quieres.
  • Herramientas claras y visuales: utilizo la pizarra para simplificar lo complejo y que veas con claridad qué está pasando. Y lo más importante: que salgas con estrategias concretas que puedas aplicar fuera de la consulta.
  • Nada de terapias interminables: estaremos el tiempo que haga falta, pero no más del necesario. La terapia es para avanzar, no para quedarse atascado en ella.

Al final, mi objetivo es sencillo: que la terapia sea un espacio útil, honesto y orientado al cambio. Un lugar en el que sientas que cada paso cuenta y en el que no estés solo en el proceso.

Porque pedir ayuda no es fácil, pero elegir bien cómo y con quién hacerlo marca la diferencia.

Dar el primer paso para empezar una terapia no es sencillo. No todas las terapias son iguales, y si vas a confiar tu salud mental en alguien necesitas confiar en la persona que tienes delante. Esto es lo que puedes esperar de mi como terapeuta:

  • Un enfoque práctico y con propósito: nada de sesiones eternas dando vueltas sobre lo mismo sin llegar a ninguna parte. Desde el primer día nos centraremos en lo que realmente te preocupa y en cómo solucionarlo. Cada encuentro tiene un objetivo claro: darte herramientas que puedas aplicar en tu día a día desde el primer momento.
  • Un método basado en la ciencia, pero adaptado a ti: No creo en soluciones genéricas. Trabajo desde un enfoque sistémico, pero incorporo estrategias de distintas corrientes según lo que funcione mejor para ti.
    La terapia no es «una talla única».
  • Un espacio de confianza, pero también de trabajo: hablar es importante, pero no suficiente. Mi objetivo no es solo escucharte, sino ayudarte a generar cambios reales. Eso significa que en consulta nos enfocamos en objetivos concretos, analizando tu situación y diseñando pasos claros que te acerquen a la vida que quieres.
  • Herramientas claras y visuales: utilizo la pizarra para simplificar lo complejo y que veas con claridad qué está pasando. Y lo más importante: que salgas con estrategias concretas que puedas aplicar fuera de la consulta.
  • Nada de terapias interminables: estaremos el tiempo que haga falta, pero no más del necesario. La terapia es para avanzar, no para quedarse atascado en ella.

Al final, mi objetivo es sencillo: que la terapia sea un espacio útil, honesto y orientado al cambio. Un lugar en el que sientas que cada paso cuenta y en el que no estés solo en el proceso.

Porque pedir ayuda no es fácil, pero elegir bien cómo y con quién hacerlo marca la diferencia.

Preguntas frecuentes

No te preocupes, es completamente normal. Hay personas que vienen sabiendo exactamente lo que quieren contar, mientras que otras que no. Mi trabajo es ayudarte a ordenar lo que sientes y a encontrar el punto de partida. Lo importante es venir con la disposición de avanzar, no tener todo claro desde el inicio.

Las sesiones duran entre 50 y 60 minutos, que es el tiempo necesario para trabajar a fondo y avanzar en lo que te preocupa. Al principio suelen ser cada una o dos semanas, pero al final de cada sesión decidimos juntos si necesitas otra y en qué plazo, siempre dependiendo de tus necesidades.

La terapia no es magia ni funciona igual para todos. Es un proceso probado, basado en técnicas que han demostrado ser efectivas, y en un espacio de confianza. Pero, si en algún momento sientes que no estás avanzando, ajustamos el enfoque hasta encontrar el que te sirva.

Ofrezco ambas opciones. La terapia online es igual de efectiva que la presencial, siempre y cuando tengas un espacio tranquilo y sin interrupciones. Sin embargo, la terapia de pareja solo se realiza de forma presencial.

 No existe un “momento perfecto”. Lo que marca la diferencia es sentir que ya no puedes o no quieres seguir gestionando las cosas solo/a. Si sientes que necesitas un espacio distinto para explorar y resolver lo que te preocupa, ese es un buen motivo para dar el paso.

De lo que necesites. Puede ser cosas del presente, de lo que te preocupa sobre el futuro o de cosas del pasado que estén afectando tu vida. No te presiones por tener “un tema concreto” para hablar; juntos iremos explorando lo que más te preocupa.

La primera sesión es una oportunidad para empezar a trabajar en tu proceso desde el principio. No solo es una toma de contacto, sino el primer paso hacia el cambio. Mi objetivo es que salgas de esa sesión con una mejor comprensión de tu situación y con estrategias concretas para aplicar en tu vida diaria.

La confianza es clave. Si en algún momento sientes que algo no encaja, te animo a decírmelo. Es importante que nos comuniquemos para seguir avanzando de la mejor manera. Si después de hablarlo sientes que no soy la persona adecuada, estaré encantado de ayudarte a encontrar otro profesional con el que te sientas más cómodo/a.

Lo hablamos sin problema. No hay permanencias ni compromisos forzados. Si después de unas sesiones sientes que no te está ayudando o que no es el enfoque adecuado para ti, ajustamos lo que sea necesario o exploramos otras opciones. Lo importante es que tú te sientas cómodo/a con el proceso.

Las tarifas son las siguientes:

  • Sesión individual presencial: 60€
  • Sesión individual online: 50€
  • Terapia de pareja (presencial): 75€

Sí, todo lo que compartas en sesión es confidencial. Solo en casos excepcionales (por ley, como un riesgo grave para ti o para otras personas) se rompería esa confidencialidad, pero solo compartiría lo estrictamente necesario. Así que puedes estar tranquilo/a: lo que hablamos se queda entre nosotros.

No. Si sigues viniendo a terapia que sea porque realmente te está siendo útil, no porque te queden sesiones ya pagadas.

Claro, para eso estoy. Escríbeme y te responderé encantado.

Sea cual sea tu motivo para estar aquí, lo importante es que ya has dado el primer paso

El siguiente lo damos juntos.

Puedes contactarme rellenando este formulario. Igualmente, puedes llamarme o escribirme un mensaje de WhatsApp, o un correo electrónico si te resulta más sencillo.

Teléfono y mail de contacto

  • Email: roquecrpsicologia@gmail.com
  • Número: 722 15 89 95

Donde estoy

Podemos vernos presencialmente en Málaga, en el Centro de Psicología Levy: Calle Don Cristian, 3. Piso 1 D.

También atiendo de manera online.

Información protección de datos Roque Crespo Castizo.

  • Finalidades: Responder a sus solicitudes y remitirle información comercial de nuestros productos y servicios, incluso por correo electrónico.
  • Legitimación: Consentimiento del interesado.
  • Destinatarios: No están previstas cesiones de datos.
  • Derechos: Puede retirar su consentimiento en cualquier momento, así como acceder, rectificar, suprimir sus datos y demás derechos en roquecrpsicologia@gmail.com.
  • Información adicional: Puede ampliar la información en el enlace de Avisos Legales.

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Roque Crespo - Psicólogo
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